En el debate del 25 de abril de 2006 el entonces candidato panista a la Presidencia de la República, Felipe Calderón, fue muy claro: "Primero, voy a reducir los impuestos para quienes trabajan, producen o generan empleos, y voy a simplificar su pago."
Al contrario de los políticos de otros tiempos, que se escondían detrás de la vaguedad en sus promesas de campaña, el entonces candidato panista fue específico: "Voy a bajar la tasa del impuesto sobre la renta", señaló.
Prometió también una reforma para simplificar el pago de impuestos. "Pagar impuestos será más sencillo que nunca" dijo. En mi gobierno, dijo, los contribuyentes podrían preparar ellos mismos sus declaraciones.
Entiendo que una cosa es ser candidato y otra gobernar. Pero el cambio de posición entre el Calderón candidato y el Calderón presidente es tan dramático que es imposible achacarlo a un simple ajuste de opinión por la disponibilidad de información nueva. O el presidente mintió como candidato o alguien lo cambió en el camino.
Los diputados priistas tratan de zafarse de su responsabilidad en el alza de impuestos. Les echan la culpa al PAN y a los gobiernos panistas. No reconocen que su partido se ha negado de manera sistemática a hacer la reforma fiscal de fondo que habría permitido bajar las tasas de impuestos y aumentar la base gravable. La homologación del IVA a todos los productos habría sido un paso indispensable para ello. Sin embargo, ayer David Penchyna, el diputado priista de Hidalgo, secretario de la Comisión de Hacienda, me decía que los priistas no habían subido los impuestos sino bajado los que proponía el presidente Calderón.
La verdad es que los políticos nos quieren ver la cara. Es evidente que hubo una baja importante en los ingresos petroleros del gobierno en el 2009, producto de la dependencia que Hacienda ha tenido durante años de los precios del petróleo, y que los legisladores nunca quisieron eliminar. Pero lo curioso del caso es que ya el precio del petróleo se encuentra arriba de los 70 dólares por barril, que es la cifra que se previó en el presupuesto del 2009. El gobierno no puede seguir dependiendo de un recurso natural no renovable, entiendo, pero eso no significa que el alza generalizada de impuestos sea la solución de fondo al problema.
Todas las empresas y todos los mexicanos hemos sufrido por la crisis económica, esa misma que el gobierno no pudo diagnosticar cuando el secretario de hacienda previó que nos ocasionaría, si acaso, un catarrito. Empresas y personas hemos tenido que apretarnos el cinturón. No se entiende por qué el gobierno, que tiene un gasto de 1.3 billones de pesos, casi 12,500 pesos por cada hombre mujer o niño de nuestro país, no puede hacer lo mismo.
Las promesas de Calderón el candidato, al contrario de los actos de Calderón el presidente, no carecían de lógica. Irlanda redujo hace años su impuesto sobre la renta de 40 a 12.5 por ciento, eliminando exenciones, deducciones y tratos preferenciales, lo cual generó un aumento en vez de una reducción en la recaudación y produjo un periodo de fuerte crecimiento económico y prosperidad.
El candidato Calderón tenía sin duda a Irlanda en mente cuando prometió reducir impuestos. No era una mala idea. La solución irlandesa ha demostrado que la mejor forma de generar recursos gubernamentales es promover una mayor actividad económica. Es una lástima que al presidente Calderón se le hayan olvidado las ideas que promovió como candidato.
Bajo el colchón. Tengo 15 mil pesos, ¿en qué ahorro? Desafortunadamente la única respuesta que puedo dar a quien me pregunta es: Compre dólares. Recomendar el ahorro en un banco mexicano es condenarlo a perder dinero. El rendimiento en los bancos mexicanos es negativo. Pero, además, la Secretaría de Hacienda cobra un impuesto injusto al ahorro en México, lo cual aumenta la pérdida. Mejor guardar dólares bajo el colchón, ya que éstos pueden subir de precio.
www.sergiosarmiento.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario