José Manuel Figueroa Figueroa conocido artísticamente como Joan Sebastian. Nombre sacado de la referencia de los llanos de San Sebastián en donde éste trabajó en su niñez. Cantante-compositor, nacido en la localidad de Juliantla, municipio de Taxco de Alarcón, al norte del estado de Guerrero, México.
Una noche llegó Angélica María, quien buscaba una cabaña para pernoctar; y mientras esperaba, le preguntó si cantaba. Al día siguiente él le interpretó unas seis canciones. Todas le gustaron. Al terminar, le sugirió que las grabara y le dio el número de teléfono de Eduardo Magallanes.
El sueño se convertía en ilusión y ésta en un dorado proyecto. Joan Sebastian se fue a la Ciudad de México, donde le informaron que Magallanes andaba de gira. Tocando puertas, llegó a la conclusión de que la compañía que más se le acercaba era Discos Orfeón. Otra aspirante a estrella, que también hacía antesala por esos días, era Olga Breeskin, la muchacha del violín, quien sí fue contratada.
Pasaron tres meses. La espera y las postergaciones nunca lo acobardaron. Todavía le faltaba ir a Discos Capitol. Era el mediodía de un viernes, hora de comer. Venía llegando Chucho Rincón, quien le dijo que volviera el lunes. Reaccionó con tan visible decepción, que éste le pidió que regresara en forma inmediata y le escuchó cuatro canciones. "Me vas a preparar la primera, la segunda y la cuarta; y te vienes el lunes al mediodía", le dijo. Fue un fin de semana de dulces pesadillas. Volvió el lunes, pero a las 7 de la mañana... A las 11 y media lo hicieron pasar a la sala de juntas y Chucho Rincón lo presentó: "Aquí, con ustedes, José Manuel Figueroa, el muchacho de quien les hablé". Seis meses después se publicó su primer disco. Fue la locura cuando en Ciudad Obregón, Sonora, se vendieron doce mil copias de su canción "Descartada". El camino hacia el éxito había comenzado a disiparse. Lo programaron en Radio Variedades, donde sus canciones "se tocaban a diestro y siniestro". Hay una anécdota, un equívoco histórico que todavía lo hace sonreír. Joan Sebastian recuerda que para agradecerle al programador llegó a la emisora con una caja de aguacates y se la dejó en la recepción... Como resultado, su música ya nunca más fue transmitida allí, por lo menos en los próximos cinco años. Su gesto fue interpretado como una burla, porque al festejado le decían El Aguacate. Con el tiempo este ejecutivo fue reemplazado por su asistente, Elías Cervantes, quien --consciente de que se había cometido una injusticia-- por fin vuelve a programarlo. En este momento clave José Manuel Figueroa decide cambiarse el nombre. Nace Joan Sebastian. Terminaba el 76 y empezaba el nuevo año 1977. Surgían los primeros éxitos: "Camino del Amor", "El Sembrador de Amor". Hasta entonces había publicado siete sencillos y un solo LP. Es cuando llega a Discos Musart, donde estaban parcialmente convencidos que sus discos no funcionaban. "Cámbiate el nombre y que nadie lo sepa": le dijeron... Fue como un insulto a su identidad. Entonces recordó que en su infancia sembraba en Los Llanos de San Sebastián, allá en Juliantla, su tierra, el lugar donde empezó a componer... "Me quiero llamar Sebastián", respondió. Alguien comentó que Sebastián significa "amante"; Pedro, "piedra"; y Juan, "libre"... La magia de esta última palabra lo deslumbró. Sin pensarlo, dijo: "Me quiero llamar Juan Sebastián". Al oírlo, alguien sugirió que había que informarse a ver si numéricamente convenía que se llamara así... El análisis culminó en un veredicto negativo: "No funciona", replicaron los expertos. La búsqueda continuó... hasta que un día, una de sus hermanas le recomendó el cambio de la "U" por una "O" en el nombre Juan... Pareció un milagro. Al mes el disco estaba funcionando y todo el mundo lo anunciaba como Joan Sebastian (sin acento en la última sílaba de Sebastian). Fue el público y los locutores quienes comenzaron a decirlo de esta manera. Sueño y lucha. El debut del "nuevo artista, llamado Joan Sebastian", fue con "El Camino del Amor", del cual se vendieron 127 mil copias. Todo un éxito. Incluso se oyó en Estados Unidos y en Centro y Sud América. El segundo sencillo, "Sembrador de Amor", fue tomado por un grupo argentino que lo interpretó en el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978.
El sueño se convertía en ilusión y ésta en un dorado proyecto. Joan Sebastian se fue a la Ciudad de México, donde le informaron que Magallanes andaba de gira. Tocando puertas, llegó a la conclusión de que la compañía que más se le acercaba era Discos Orfeón. Otra aspirante a estrella, que también hacía antesala por esos días, era Olga Breeskin, la muchacha del violín, quien sí fue contratada.
Pasaron tres meses. La espera y las postergaciones nunca lo acobardaron. Todavía le faltaba ir a Discos Capitol. Era el mediodía de un viernes, hora de comer. Venía llegando Chucho Rincón, quien le dijo que volviera el lunes. Reaccionó con tan visible decepción, que éste le pidió que regresara en forma inmediata y le escuchó cuatro canciones. "Me vas a preparar la primera, la segunda y la cuarta; y te vienes el lunes al mediodía", le dijo. Fue un fin de semana de dulces pesadillas. Volvió el lunes, pero a las 7 de la mañana... A las 11 y media lo hicieron pasar a la sala de juntas y Chucho Rincón lo presentó: "Aquí, con ustedes, José Manuel Figueroa, el muchacho de quien les hablé". Seis meses después se publicó su primer disco. Fue la locura cuando en Ciudad Obregón, Sonora, se vendieron doce mil copias de su canción "Descartada". El camino hacia el éxito había comenzado a disiparse. Lo programaron en Radio Variedades, donde sus canciones "se tocaban a diestro y siniestro". Hay una anécdota, un equívoco histórico que todavía lo hace sonreír. Joan Sebastian recuerda que para agradecerle al programador llegó a la emisora con una caja de aguacates y se la dejó en la recepción... Como resultado, su música ya nunca más fue transmitida allí, por lo menos en los próximos cinco años. Su gesto fue interpretado como una burla, porque al festejado le decían El Aguacate. Con el tiempo este ejecutivo fue reemplazado por su asistente, Elías Cervantes, quien --consciente de que se había cometido una injusticia-- por fin vuelve a programarlo. En este momento clave José Manuel Figueroa decide cambiarse el nombre. Nace Joan Sebastian. Terminaba el 76 y empezaba el nuevo año 1977. Surgían los primeros éxitos: "Camino del Amor", "El Sembrador de Amor". Hasta entonces había publicado siete sencillos y un solo LP. Es cuando llega a Discos Musart, donde estaban parcialmente convencidos que sus discos no funcionaban. "Cámbiate el nombre y que nadie lo sepa": le dijeron... Fue como un insulto a su identidad. Entonces recordó que en su infancia sembraba en Los Llanos de San Sebastián, allá en Juliantla, su tierra, el lugar donde empezó a componer... "Me quiero llamar Sebastián", respondió. Alguien comentó que Sebastián significa "amante"; Pedro, "piedra"; y Juan, "libre"... La magia de esta última palabra lo deslumbró. Sin pensarlo, dijo: "Me quiero llamar Juan Sebastián". Al oírlo, alguien sugirió que había que informarse a ver si numéricamente convenía que se llamara así... El análisis culminó en un veredicto negativo: "No funciona", replicaron los expertos. La búsqueda continuó... hasta que un día, una de sus hermanas le recomendó el cambio de la "U" por una "O" en el nombre Juan... Pareció un milagro. Al mes el disco estaba funcionando y todo el mundo lo anunciaba como Joan Sebastian (sin acento en la última sílaba de Sebastian). Fue el público y los locutores quienes comenzaron a decirlo de esta manera. Sueño y lucha. El debut del "nuevo artista, llamado Joan Sebastian", fue con "El Camino del Amor", del cual se vendieron 127 mil copias. Todo un éxito. Incluso se oyó en Estados Unidos y en Centro y Sud América. El segundo sencillo, "Sembrador de Amor", fue tomado por un grupo argentino que lo interpretó en el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978.
Buena rola del Rey del Jaripeo, bájala aqui.
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