Tomado de La Jornada, México, D.F., 27 de junio de 2009
Sin conocerse aún los resultados de la autopsia practicada al cuerpo del cantante Michael Jackson, el presidente Felipe Calderón aseguró que su muerte se debió a un uso indebido de drogas y cuestionó a los jóvenes no creen en Dios.
Según el mandatario, la falta de “asideros trascendentes” como es que los jóvenes “no creen en Dios, porque no lo conocen”, es caldo de cultivo para las adicciones.
Al celebrar el Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas en la residencia oficial de Los Pinos, hizo notar ayer la paradoja de que este día “se confirme, por ejemplo, que uno de los mayores ídolos de varias generaciones y el mayor vendedor de discos de música pop, se confirme que su muerte se debe a un uso indebido de drogas, en lo que sería también la plenitud de la edad”.
Se refirió a la muerte de Jackson –el jueves pasado en Los Ángeles–, como muestra de que las drogas son homicidas y suicidas, porque destruyen la vida de miles de jóvenes en México y en el mundo.
En ese momento se había difundido que los resultados de la autopsia del rey del pop no estaban listos y se conocerían después.
Sin embargo, Calderón insistió en que “esta muerte dramática, trágica, de alguien que teniéndolo todo: fama y dinero, fue a final de cuentas incapaz de sobrevivir a la muerte, que está encerrada precisamente en las adicciones”.
A esa hora sólo había declaraciones de Joe Jackson, padre del artista, de que habría intentado llevar a su hijo a un centro de rehabilitación, porque al parecer se había vuelto adicto a la morfina y a otras drogas con prescripción médica.
En cuanto a los jóvenes, el michoacano consideró en su alocución que, por las condiciones sociales, familiares y la falta de oportunidades, tienen “pocos asideros trascendentes” en esta época.
Así, se refirió a que estos jóvenes “tienen poco que creer; que no creen en la familia, que no tuvieron; que no creen en la economía o en la escuela; que no creen en Dios, porque no lo conocen”.
Se quejó de que estos jóvenes no creen en la sociedad ni en quien la representa, lo que hace un caldo de cultivo para quienes usan y abusan de este vacío espiritual de nuestro tiempo.
Expresó su inquietud porque en esta época hay cada vez menos razones sólidas para creer y existe una juventud que “ha estado en el centro de las cuestiones existenciales más complejas”.
De acuerdo con el Presidente, México está en una encrucijada histórica: resignarse a que no va a ocurrir nada y seguir con las prácticas de tolerancia ante el delito o perseverar en la lucha y el rescate de la sociedad a través de la verdadera vigencia de derechos.
Acompañado por los secretarios de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y de Salud, José Ángel Córdova, y por el procurador Eduardo Medina Mora, el jefe del Ejecutivo señaló que ve con tristeza cómo son reclutados en el país jóvenes, adolescentes e incluso niños, que mediante las adicciones inducidas en sus personas se vuelven literalmente esclavos de los proveedores de drogas.
Consideró que es tiempo de actuar incansablemente para que haya más jóvenes que dejen el camino de las drogas, como Marcos Velarde, un joven con el que compartió el micrófono.
A invitación de Calderón, el adolescente había subido al templete del salón Adolfo López Mateos para exponer que, gracias a los Centros Nueva Vida –impulsados por Margarita Zavala, esposa del mandatario–, había dejado las drogas y ahora aspira a recibir su certificado de secundaria.